Veinte Minutos En El Lago de Fuego

Yo llegué a su sitio cuando buscaba los "sonidos del infierno". Miré algunos de los testimonios y leí lo que YAHUSHUA le mostró a usted. Dios no me mostró el infierno pero El me mostró el lago de fuego. Debido a circunstancias que ocurrieron después de eso, recién ahora estoy empezando a compartirlo con más gente y a hacer lo que YAHUSHUA me dijo que hiciera, "Diles acerca del Lago de Fuego".

Esto es algo que me pasó en Mayo de 1997 en una campaña que tuvo lugar y que nuestra iglesia era la anfitriona. En ese tiempo yo estaba asistiendo a otra iglesia en la misma ciudad y era el líder de los jóvenes no oficial. Me encontré con los jóvenes en el servicio y debido a mi trabajo llegué diez minutos tarde. Entré al santuario a través de la puerta principal de atrás y fui a sentarme con mi madrastra en la última fila al lado izquierdo del pasillo principal. El servicio ya había comenzado y la adoración era maravillosa. El lugar estaba lleno y todos estaban adorando y se podía sentir que la presencia del Señor estaba en el lugar. Mientras el servicio continuaba yo sentí en mi espíritu que el Señor se iba a mover de una manera ponderosa esa noche. Yo no sabía que iba a hacer Él, pero ya podía notar que algo iba a suceder.

El Hno. Sharp anunció que el Hno. Chance, quien predicaría esa noche, estaba retrasado debido al tráfico en su camino al lugar. Como se trataba de una reunión de área esa noche, se encargaron de tratar otros detalles después de levantar la ofrenda. Durante este tiempo yo no podía dejar de orar y continuar buscando la presencia de Dios YAHUVEH y de YAHUSHÚA (también llamado Jesucristo). Ahí fue cuando el Hno. Chance entró en el santuario. Se le pidió que subiera directamente a la plataforma y se le entregó el servicio a él.

Él comenzó su sermón contando una historia acerca de Hollywood. Él dijo que cuando tú vas allá te dan un tour por una ciudad que ellos usan para hacer películas. Él dijo que te subes a un tren que te lleva por la Calle Principal y que hay edificios a cada lado. Hay un edificio de Tribunales (Corte de Justicia), una barbería, diferentes clases de negocios y comercios. Cuando el tren llega al final de la calle tú te tienes que volver hacia la derecha o a la izquierda. Cuando el tren dobla a la derecha tú puedes ver detrás de los edificios y notas que los edificios no eran reales. Ves que algunos tienen los pisos que se ven por detrás pero no hay paredes ni techos en esos edificios. Está solo el frente del edificio. La palabra que él usó era que la ciudad sólo era una "fachada". Los edificios eran falsos.

Entonces él saltó en la historia a un tiempo cuando él estaba en un campamento juvenil. Él entraba en la iglesia para asistir a un servicio de tarde y buscaba al Señor acerca de qué predicar aquella noche. Mientras estaba sentado en la parte de atrás de la iglesia, el Señor le habló y le dijo que Él había dado la vuelta a la esquina de la juventud en el movimiento Pentecostal. Los jóvenes eran falsos. "Ellos saben como hablar. Ellos saben cómo vestir. Ellos saben cómo actuar cuando sus padres están presentes u otra gente de la iglesia. Pero cuando tú los ves afuera en el mundo, en su manera de hablar, de vestir y su actitud no hay diferencia con la gente del mundo."

Ahí fue cuando algo pasó conmigo que fué difícil de entender al principio. Yo comencé a elevarme arriba de la congregación y podía ver a todos. Atravesé el techo y continué elevándome sobre la ciudad. Yo podía ver las luces de los edificios, autos y calles. Subí más alto y podía ver las luces de las ciudades de alrededor. Eventualmente atravesé unas delgadas nubes y podía aún ver la tierra pero todavía estaba oscuro. Todo se hacía más pequeño mientras yo subía más y más alto y ahí fue cuando se me ocurrió que eso debía ser el rapto y que yo había logrado irme en él. Yo estaba tan felíz y entusiasmado pero no duró mucho. Mientras la tierra se hacía cada vez más pequeña, tan pequeña como una pelotita de golf, yo me di cuenta de que estaba solo. Mirando alrededor no podía ver a nadie. Mi siguiente pensamiento fue que yo habría muerto y estaba en camino al cielo.

Inmediatamente sentí que alguien ponía su brazo alrededor mío. Esta persona era más grande que yo. La única comparación que puedo hacer es que me sentí como un niño en Sus brazos. Su brazo completamente me rodeo y Su mano cubría mi pecho y mi estómago. Yo dirigí mi vista hacia Su rostro pero yo sabía que no lo iba a ver. Yo sabía que estaba en las manos de Dios. Fue un sentimiento que no puedo describir. Parecía que no importaba lo que sucediera, yo iba a estar bien. Yo podía darme cuenta de que nos movíamos a través del espacio. Podía ver las estrellas moverse en la distancia y empezamos a disminuir la velocidad. Yo estaba curioso de por qué ocurría eso y le pregunté al Señor YAHUSHUA qué estaba pasando y Él me dijo que mirara hacia abajo. No tenía idea de qué esperar.

Tan lejos como el ojo podía ver en todas las direcciones había un mar. Este mar no era como nada que jamás yo hubiera visto. Era un mar de fuego y había olas como las que verías si miraras el océano. Ola tras ola de fuego, pero desde donde nosotros estábamos, yo no podía sentir ningún calor. Yo le pregunté al Señor por qué estábamos ahí. Él me dijo que Él quería que yo experimentara esto. Yo le dije que se había equivocado de persona para eso. Él insistió en que todo estaría bien pero yo no estaba de acuerdo. Yo sabía que ése eral el Lago de Fuego y que ése es donde será el juicio final y en mi mente, si yo iba ahí, estaría perdido para siempre.

El Señor YAHUSHUA me soltó. Yo comencé a caer dentro del Lago de Fuego. Yo mire hacia arriba donde el Señor y lo vi a Él parado ahí observándome mientras yo caía. Aún yo no podía ver su rostro pero de repente Él volvió su espalda a mí y desapareció. Yo no podía creer que el Señor me volviera la espalda. El Señor nunca, nunca, nunca vuelve su espalda a nadie, o eso fue lo que me enseñaron. Yo se que las personas vuelven sus espaldas a Dios pero Él no lo hace. Me sentí tan solo. El vacío en mi alma era insoportable y yo aún no podía creer que Él me hiciera eso.

Todavía iba cayendo y me estaba acercando al Lago de Fuego. Me puse en la posición que llamamos un "asiento de predicador". Hacíamos eso cuando éramos niños para causar que más agua salpicara cuando nos arrojábamos desde el trampolín o de la colina cuando nadábamos. Yo no se por qué pero eso es lo que hice. Golpeé el "agua de fuego" (por falta de un mejor término) y observé el agua comenzar a hacer una gran ola. Puse mis manos sobre mi rostro y esperé hasta el ultimo momento para cerrar mis ojos así podía ver si el Señor me iba a ayudar. Yo instantáneamente empecé a nadar para salir a flote para poder respirar. Mientras más fuerte nadaba más me hundía. Yo sabía que si no salía a la superficie me iba a ahogar. Nadé con más y más fuerza. Comencé a sentir pánico y a perder control. Tenía la sensación de que no podría aguantar la respiración ya más y tenía que respirar. Yo sabía que no quería sufrir así que tomé una gran bocanada de aire y esperé morirme rápidamente y sin dolor. Enojado grité DIOS tan fuerte como pude e inhalé profundamente. Yo supe que no estaba muerto cuando sentí un calor intenso en mi boca, garganta y pulmones. Inmediatamente exhalé y ahí fue cuando sentí el ardor en mis pulmones.

Sentí como si me estuviera cocinando. Mi pecho dolía terriblemente y pensé que iba a explotar o algo así. Luego sentí que mi garganta estaba seca y constreñida y áspera. Mi lengua se hinchó en mi boca y escuché la humedad en ella chirriar y evaporarse. Mis labios se hincharon y se rasgaron y cuando mis labios se partieron pude escuchar más chisporroteo como algo que está cocinándose en un sartén. Mis manos estaban sobre mi rostro otra vez y despacio traté de abrir mis ojos. Instantáneamente el agua en mis ojos se evaporó y mis ojos se quedaron trabados en sus cuencas. No los podía mover o cerrar mis párpados. Estaban pegados. Vi mis dedos y las puntas estaban quemadas y ya no tenía uñas. Mi cabello se había quemado hasta desaparecer y mi carne estaba cocinada. Mis dedos lucían como salchichas quemadas, como hot dogs (perros calientes) que fueron cocinados en un fuego abierto. Cuando di vuelta las manos para ver mis brazos, la piel se abría y podía sentir la carne cocinarse y chirriar.

La carne no se abría en el mismo lugar pero se abría muy cerca de la rasgadura anterior y yo podía sentir el dolor y el calor más y más intensamente. El calor estaba cocinando todo mi cuerpo y me vino a la mente que estas son las peores muertes que una persona puede experimentar, ser quemado vivo y morir ahogado.

Algo captó mi atención en la distancia. Pude ver que había personas ahí conmigo.

Algunos estaban de pie como si estuvieran parados sobre una pared debajo. Algunos estaban arrodillados y algunos estaban en posición fetal. Sus cuerpos estaban tan quemados como el mío. Hubo algo que se resaltó más que todo lo demás en ese momento. Lo blanco de los ojos se mostraba brillante. Ellos me miraron y sus ojos me dijeron muchas historias. Cada uno de ellos sin decir una sola palabra me dijeron que no se suponía que ellos fueran a parar ahí. Ellos vivieron la vida que sus padres les enseñaron a vivir. Oraban cuando les fue dicho que oraran. Levantaron sus manos cuando se les dijo que lo hicieran. Se vistieron de la manera que debían. Cada historia era la misma. Ninguno de ellos hizo nada de corazón. Ninguno de ellos hizo las cosas porque ellos amaban al Señor.

Instantáneamente fui sacado de este lugar y otra vez yo estaba con YAHUSHUA sobre el lago de fuego. Sus manos estaban alrededor mío, acariciándome como confortándome. Él siguió diciéndome que todo estaría bien y que Él no me iba a dejar allí. Yo le pregunté por qué, por qué yo tenía que pasar por eso y quiénes eran esas personas allí. Empezamos a movernos hacia atrás, a retroceder hacia el lugar de donde vinimos. Volvíamos a través del espacio y las estrellas se hicieron visibles otra vez.

Podía ver que estábamos acercándonos a la tierra. Comenzó a hacerse más grande y pude ver las nubes. Podía ver las luces de las mayores ciudades. Podía sentir el viento en mi rostro. Atravesé las nubes y vi que estaba sobre Estados Unidos. Vi las luces de Dallas, Austin, Houston y entonces pude ver el área del templo.

Vi mi iglesia y supe que iba a volver a atravesar el techo. En ese momento, me estremecí y ahí fue cuando volví a mi cuerpo. Mi madrastra estaba sacudiendo mi brazo y preguntándome qué estaba mal, qué me pasaba. Yo tenía lágrimas en mis ojos. No pude hablar pero sólo pude mirarla fijamente. Ella me miro y me dijo "tú has estado con YAHUSHÚA!".

El Hno. Chance pidió que todos se pusieran de pie. Yo me había perdido todo el sermón. Cuando me paré yo le pedí al Señor que me mostrara quienes eran las personas que estaban en el lago de fuego. Vi una mano grande que salía del techo y con el dedo índice apuntaba a varios jóvenes en la iglesia. Algunos eran chicos que yo no conocía y algunos eran de mi propio grupo de jóvenes. No pude soportarlo más y corrí fuera del edificio de la iglesia.

Eso es algo de lo que no me enorgullezco, pero fue tan aplastante. Me apoyé contra la pared del edificio y le pregunté a YAHUSHUA que quería Él que yo hiciera. Él me dijo que quería que yo les dijera a la gente joven acerca de esta experiencia y que les advirtiera para evitar que ellos fueran a ese lugar. Yo le dije al Señor YAHUSHUA, que yo no soy bueno para hablar en frente de la gente y que solía sacarme ceros en la escuela cada vez que me tocaba hacer algo así. Él no buscaba que yo hablase, Él necesitaba un vaso a través del cual Él hablaría. Yo le dije a Él que yo sería Sus manos, piernas y pies pero que Él tendría que hablar por mí. Él confirmó que así lo haría.

Prediqué este mensaje por primera vez dos semanas después en mi iglesia. Los jóvenes respondieron y hubo un gran movimiento del Espíritu Santo.